domingo, 11 de diciembre de 2016
COFRADÍA DE ÁNIMAS DE SAN MIGUEL (1822)
sábado, 3 de diciembre de 2016
SOBRE JAÉN EN RETABLO DE LA VIDA ANTIGUA
En Retablo de la Vida Antigua, mi otro blog, Se pueden leer numerosas entradas relacionadas con el pasado de Jaén. En esta ocasión, daré cuenta de las publicadas entre septiembre y finales de noviembre. En septiembre, recién pasados los rigores del estío, escribí sobre La Aliseda, balneario famoso cercano a La Carolina y a Santa Elena. El curioso lector podrá informarse de las terapias y artilugios, un poco a lo Julio Verne, que había en tan célebre casa. Creo que el señor Salmerón y Amat, emprendedor -como se dice ahora- de postín no habría leído con desagrado lo expuesto al respecto. Las tres entradas se pueden consultar aquí, aquí y aquí. En octubre, escribí sobre la devoción a la Virgen del Rosario en la primera mitad del siglo XVII. Es una versión, inevitablemente corregida, de una comunicación y artículo que, con la poca prudencia de mi juventud, tuve la osadía de pronunciar y escribir, hace nada menos que treinta años, en una Asamblea de Estudios Marianos celebrada en Andújar. También en el mismo mes, y ya me refiero a estos tiempos, publiqué Cocina de cazadores, unos apuntes sobre lo que se cocinó en la expedición cinegética narrada en el valioso libro de don Pedro Morales Prieto. Ya en noviembre, dediqué unas líneas a la modestísima y entrañable biblioteca particular de don Felix Manuel Martínez, oficial mayor de la Notaría Eclesiástica de Jaén, y de su mujer. Para los aficionados al campo antiguo pueden ser de interés los datos que aporto sobre lobos en 1641. Por último, me permito enlazar con otro esbozo, dedicado a las controversias políticas de los hermanos de San Juan de Dios -entre Don Carlos y Doña María Cristina- en 1834.
lunes, 28 de noviembre de 2016
EJECUCIÓN EN LA CAROLINA (1863)
Uno de los tópicos más absurdos y carentes de veracidad es el del bandolerismo romántico y generoso. El siguiente suceso puede ilustrarnos al respecto. A inicios de noviembre de 1861 dos arrieros, padre e hijo, fueron asaltados en despoblado por una cuadrilla de ladrones en Las Juntas, término de Vilches. Llevaban una carga de trigo valorada en unos treinta duros. Los condujeron a Vilches, donde escondieron lo robado en la casa de un carpintero que se unió al grupo. Desde allí condujeron a los pobres trajinantes, con los ojos vendados, en una noche de viento y aguas furiosas, a las cercanías de Linares. Sin piedad alguna los asesinaron arrojándolos al pozo de una mina abandonada. La víctima más joven tenía apenas catorce años. Por desgracia estos casos no eran infrecuentes. La Guardia Civil, el telégrafo y el ferrocarril acabarían con ellos pero no fue fácil tarea ni careció de peligros. La Justicia capturó a los criminales, no sé si a todos. El 16 de diciembre de 1863 le dieron garrote en La Carolina a Juan Mantecón Poveda, considerado autor de los hechos. Presenciaron su muerte tres de sus cómplices, de los que desconozco su destino final, y el vecindario de dicha población. Hacía, al parecer, mucho tiempo que no se ejecutaban penas de muerte en La Carolina.
sábado, 19 de noviembre de 2016
DEL JURADO BERNABÉ MARTÍNEZ DE ALCÁZAR (1621)
martes, 8 de noviembre de 2016
EL PERSONERO CRISTÓBAL DE RIVAS (1634)
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* Se puede consultar mi Reforma, decadencia y absolutismo. Jaén a inicios del reinado de Felipe IV, Jaén 1998.
sábado, 3 de septiembre de 2016
NOBLEZA, COMERCIO Y HURTO DE MERCADERÍAS (1669)
viernes, 26 de agosto de 2016
EL HIDALGO Y LA RELIQUIA (1626)
En agosto de 1626, don Fernando de Biedma solicitó al Cabildo municipal de Jaén "se sirva de honrarme mandándome poner en las listas de los hijosdalgo sin dar lugar a gastos". Don Fernando decía ser, y creo que con razón, de linaje noble pero, probablemente, carecía de pruebas documentales que acreditasen este hecho. Esto suponía que, aunque en la opinión general fuese conceptuado como hidalgo, en determinadas circunstancias, podía ser obligado a satisfacer enojosas cargas y obligaciones propias de los pecheros o no ser admitido en el ejercicio de oficios reservados a los hidalgos. Estas comprometidas situaciones eran frecuentes y muchos hidalgos, o vecinos que se tenían como tales, para evitar males mayores tenían que iniciar un pleito para demostrar su origen. Un asunto, a fin de cuentas, difícil, ingrato y costoso que, además, dejaba una sombra de sospecha sobre el litigante y todo su linaje. Don Fernando, con razón, pensó que más fácil era que el Concejo lo incluyese, por las buenas, en el correspondiente padrón de hidalgos que en aquellos años, por lo demás, no estaba actualizado ni en orden. Entre los regidores, además, nunca faltaban Biedmas que confirmarían la ascendencia de don Fernando. Para reforzar su posición, el peticionario no dudó en recordar al Cabildo que su incorporación formal a tan nobiliaria nómina "ayudará grandemente la gloriosa memoria del señor Obispo don Nycolás de Biedma que trajo la Santa Verónica de Jaén y dexó casa y solar". Era algo -pensaba- que Jaén le debía al prelado y, por extensión, a sus descendientes. Se remontaba al último cuarto del siglo XIV. No debe extrañarnos pues los de esos tiempos hablaban de cosas de hacía doscientos años como si hubiesen pasado ayer. Esto es algo que sigue ocurriendo en los aficionados a genealogías y a frecuentar archivos. De esto también doy fe. Los caballeros veinticuatro le comunicaron solicitante que consultarían con los letrados y que después decidirían.
jueves, 18 de agosto de 2016
ALAMEDA DE CAPUCHINOS (1707)
jueves, 11 de agosto de 2016
INMUNDICIAS Y CARROÑAS (1795)
viernes, 5 de agosto de 2016
MESONEROS Y SOLDADOS (1703)
Los alojamientos de compañías representaban un insufrible engorro para los concejos. Los soldados no eran bienvenidos, no sólo por el gasto que suponían en cosas de comer, beber y arder, sino también por los ruidos, altercados y pendencias, inevitablemente aparejados a tanta gente moza, despreocupada y desenvuelta. Si la estancia se prolongaba más de la cuenta, los regidores se las tenían que ver con una papeleta de dificultosa resolución. El pueblo llano era el que más padecía las consecuencias de los alojamientos ya que la nobleza y los clérigos estaban exentos de estas cargas. A pesar de todo, en Jaén, al menos desde el siglo XVII, el Cabildo municipal optó por relevar a los vecinos de esta obligación, no sólo por evitarles molestias sino para no dar lugar a motines y violencias. De esta manera, el Concejo alquilaba una o más casas para alojar a las compañías o recurría a los mesoneros para que acomodasen, mal que bien, a oficiales y tropa. En febrero de 1703, ya iniciada la Guerra de Sucesión, se reclutaba una compañía en Jaén, y se optó por alojar la bandera en los mesones de la ciudad. Los mesoneros No podían estar conformes con esta costumbre pues -como bien dijeron Manuel de Córdoba y Antonio de la Cruz en nombre de éstos- "se les seguía gran perjuizio a sí, a los susodichos como a los huéspedes forasteros". Naturalmente nadie, a inicios del siglo XVIII y en su sano juicio, se hospedaba en un mesón repleto de soldados. Hágase cargo el lector del panorama y de las malas noches que se tenían que padecer en tales circunstancias. Los mesoneros propusieron, entonces, alquilar una casa y pagar a escote su arrendamiento, a lo que el Concejo no opuso objeción alguna.
viernes, 29 de julio de 2016
ESPADAS EN BAILÉN (1676-1685)
Comenzaré por Alonso de Aguilar Recena que tenía, en 1676, un aderezo de espada y daga. Martín Cobo Durillo, en el mismo año, era poseedor de "una espada y un tahalí". En 1677, Francisco Gámez Soriano declaró ser propietario de una espada y daga. Los honrados artesanos, como el odrero Bernabé Quesada, ceñían espada en 1682. En ese año, Juan Bernardo de la Fuente contaba con una espada y, además, con un coleto, prenda muy útil como protección, propia de soldados, cazadores y lidiadores; por su parte, Andrés de Aguilar inventarió "un adereço de espada y daga". En 1683, Melchor de Aguilar contaba entre sus bienes con otro equipo similar. Son dignos de mencionarse "un puñal de la zinta con un cuchillo pequeño", una espada y un sombrero, de Cristóbal de Godoy, según escritura de 1683. En ese año registró su espada Melchor de Muela. En 1684, Francisco de Aguilar decía tener una escopeta y una espada. Un caso especial es el de Francisco de Rus, también de 1684, que, quizás debido a su condición de alcalde ordinario, estaba muy bien pertrechado con una daga, una escopeta, un arcabuz y un mosquete. Sierra Morena estaba muy cerca y, en aquel tiempo, no era lugar para bromas.
Las espadas que he citado estaban valoradas entre los 19 y los 30 reales. Desconozco su calidad y procedencia. Quizás no eran las más adecuadas para la guerra o para espadachines reputados. Tampoco eran baratas si se tiene en cuenta el coste de un jornal de la época. El mosquete del alcalde ordinario, antes citado, valía 88 reales. Como tendremos ocasión de demostrar, estas armas no se llevaban de adorno.
lunes, 25 de julio de 2016
NIEVE EN VERANO (1730)
miércoles, 20 de julio de 2016
DESACATO (1623)
La política municipal era fuente de muchos conflictos y tensiones. No había partidos políticos, faltaba mucho para su existencia, pero sí había bandos y facciones. La relación de los caballeros veinticuatro con los corregidores no era siempre buena. Fue, en particular, muy mala con don Hernando de Acuña Enriquez, un corregidor de cuidado. Una muestra de tales desencuentros es la que refiero a continuación. En junio de 1623 el veinticuatro don Cristóbal de Berrio y Salazar estaba encausado por romper, ante el escribano Antonio Navarro, un mandamiento del corregidor de Jaen. Éste, naturalmente, procedió contra don Cristóbal y, además, contra don Lorenzo Lopez de Mendoza, también veinticuatro y hábito de Calatrava "y otros consortes". Negaba don Lorenzo su relación con el incidente descrito. Llegó el asunto hasta la Real Chancillería de Granada. Entre las posibles causas del suceso puede estar la resistencia del Cabildo municipal a autorizar las nuevas concesiones del servicio de millones, postura compartida por otros cabildos municipales andaluces con voto en Cortes.
miércoles, 13 de julio de 2016
LABRIEGOS AIRADOS EN LAS INFANTAS (1631)
En repetidas ocasiones he afirmado que el campo no era siempre ese remanso de paz que nos han contado. Pleitos por linderos, disputas por el agua, daños producidos por ganados, servidumbres de paso y otros motivos, eran fuente de desasosiegos y pesadumbres. En 1631, ante el escribano del Número Diego Blanca de la Cueva, compareció el labrador Bartolomé Colmenero. Dijo que se había querellado de Francisco Sanmartín Villar "en razón de aberle herido en la cabeza estando en el cortixo de las Ynfantas". No indica la víctima si sufrió estacazo, pedrada o golpe de azada. Colmenero decidió perdonar al agresor aunque dejando claro que " no lo hago por temor de que me faltare entero cumplimiento de justicia sino por servicio de Dios Nuestro Señor".
domingo, 10 de julio de 2016
TABERNERA PERSEGUIDA (1623).
domingo, 3 de julio de 2016
LA MUERTE DE UN CERRAJERO (1624)
Don Cristóbal Cerón y Armíndez estaba en la Cárcel Real de Jaén en 1624. Tenía diecisiete años y era hijo de don Pedro Cerón. Era de una familia hidalga de la que formaron parte caballeros de hábito y regidores. El encarcelado había matado a un cerrajero llamado Matías González a causa de una herida en la cabeza. La viuda, Melchora de los Reyes, perdonó al acusado a cambio de 300 ducados. Como veremos en distintos casos, era ésta una práctica frecuente, tanto para delitos graves como para otros de menor fuste. El caso que cito pasó ante el escribano Marcos de Ortega.
martes, 31 de mayo de 2016
LOS ESCRIBANOS Y EL VISITADOR (1644)
jueves, 26 de mayo de 2016
A VUELTAS CON EL VELLÓN (1628)
miércoles, 18 de mayo de 2016
NICOLÁS DE RIBERA
jueves, 28 de abril de 2016
LAS CARGA EL DIABLO (1641)
En 1641 compareció ante Diego García de Monreal, escribano del número de Jaén, el capitán Santiago García, natural de Espinosa de los Monteros "y dijo estar enfermo que de una desgracia de aberse disparado una pistola con tres balas por don Antonio Messía Toledo, vecino de la villa de Martos que era cabo de la compañía de a caballo de la nobleça deste Reino". Es posible que se trate de la compañía que, al mando de don Alonso Vélez Anaya y Mendoza, se disponía a marchar a Cataluña, donde la Monarquía combatía contra franceses y secesionistas. El maltrecho capitán García, con sus tres balazos, perdonó y eximió de cualquier responsabilidad al autor de las heridas. En muchos casos, en las escrituras de perdón se daban versiones de los hechos debidamente mixtificadas para facilitar una compensación económica a favor de la víctima o de los familiares de ésta. No parece éste el caso, dada la condición castrense y aristocrática de las dos partes, y habría que pensar que, en efecto, la causa de las heridas fue accidental. Otra cosa habría sido si la víctima hubiese sido de menos empaque social. Volveremos sobre estas cuestiones.
miércoles, 20 de abril de 2016
LAS CREDENCIALES DEL SANGRADOR (1730)
miércoles, 13 de abril de 2016
FUGA DE UN CONDENADO A GALERAS (1718)
miércoles, 6 de abril de 2016
LOS BIENES DE LAS ÁNIMAS (1822)
En otras ocasiones he escrito sobre la devoción a las Ánimas, tan popular y relevante en la tradición católica y de orígenes antiquísimos. La actividad de las cofradías de Ánimas dedicadas a rezar y a redimir almas en pena fue general en la España de pasados siglos. Estas sociedades piadosas se mantenían, con desigual desahogo, Con limosnas, recogidas por los cofrades con abnegada puntualidad, y con las rentas de las fincas legadas por los fieles en sus testamentos, además de otras mandas piadosas. El caso de la cofradía de Ánimas de Vilches es bien conocido por el autor de estas líneas y estudié su pasado con documentación del archivo de la parroquia de San Miguel de dicha villa, en apacibles horas de silencio que recuerdo no sin reverencia.
En las siguientes líneas menciono los bienes raíces de la cofradía de Ánimas ubicada en la iglesia de San Ildefonso de Jaén en 1822. En dicho templo se conserva un imponente retablo dedicado a las ánimas del Purgatorio sobre el que ya trató don Rafael Ortega y Sagrista. Es de mediados del XVIII pero nadie busque resabios ilustrados en sus atormentadas imágenes. Es pura religiosidad barroca. Dejemos, sin embargo, para mejor ocasión esta meritoria obra de arte y centrémonos en los bienes de la mencionada cofradía. Al igual que en el caso de los Trinitarios Calzados, eran fincas que iban a ser desamortizadas. Comencemos por conocer las casas de la cofradía, situadas en calles muy honradas de la colación de San Ildefonso:
Una casa en la calle Tosquilla, tasada en 6.173 reales con una renta anual estimada en 246 reales.
Una casa en la calle de las Bernardas, tasada en 7.339 reales, rentaba anualmente 293 reales.
Una casa en la calle de las Bernardas, valorada en 3.983 reales, con una renta anual estimada en 159 reales.
Una casa en la calle de Olid, tasada en 2.470 reales que rentaba 98 reales cada año.
No dejaba de tener, en verdad, cierta importancia la posibilidad de vivir en una casa cuyo alquiler, imagino que puntualmente pagado, estaba destinado a sufragar misas por las almas en pena. Era de esperar que los morosos e inquilinos informales durmiesen con todo desasosiego esperando reproches, lamentos nocturnos y aterradoras apariciones de unas ánimas convertidas en acreedoras y condenadas a pasar muchos años más en el Purgatorio por falta de sufragios. Esto sin contar las seguras aprensiones de los más curtidos liberales y de los compradores de tales bienes. Era cosa seria lo de jugar y especular con los bienes de las almas en pena.
Respecto a las propiedades rústicas puedo decir que se limitaban a un olivar en Molinillo Alto, en la jurisdicción de Jaén, de una fanega y de tercera categoría, que estaba valorado en 1.260 reales y rentaba 38 reales. A esta finca se unía una haza en Las Paradejas, de tres fanegas y cuatro celemines, cuyo valor estimado era de 500 reales y rentaba sólo 15 reales al año. Las casas constituían los bienes más rentables y de mayor valor. La Cofradía obtenía cada año 796 reales procedentes de sus arrendamientos. Las rentas del campo sólo ascendían a 53 reales anuales.
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*La relación de bienes inmuebles en Crédito Público, 16-9-1822. La fotografía en el artículo de don Rafael Ortega y Sagrista que se enlaza en la entrada.
miércoles, 30 de marzo de 2016
MALOS VINOS (1700)
No todo lo que se comía y bebía en tiempos pasados era natural y sano. En abril de 1700, el corregidor de Jaén, don Eugenio de Miranda y Gamboa, del Consejo de Hacienda y gentilhombre de Boca de Su Majestad, informó al Cabildo municipal de Jaén que había inspeccionado las tabernas, acompañado del escribano mayor, "aviendo llegado a su noticia las quejas del público de los malos binos que se benden en las tabernas del vino generoso, del privilegio que goza la ziudad, porque los harrieros que los probeen para utilizarse, deviendo ser añejos y de buena calidad, los traen nuebos y adulterados". Por fuerza la llegada del Corregidor -peluca, espadín y casaca- tuvo que causar alarma y cierta estupefacción entre los taberneros y sus distinguidas parroquias. Don Eugenio, tras su visita, pudo constatar el fraude generalizado en la calidad de los vinos, en perjuicio de la Real Hacienda y de la salud del vecindario por las "graves enfermedades que pueden causar los vinos nuebos del año". Éstos eran objeto de adulteraciones, mixturas sospechosas y se deterioraban con facilidad. Además, el Corregidor denunciaba el fraude continuo a la Real Hacienda que los "metedores" o contrabandistas ocasionaban, vendiendo vino de manera clandestina sin pagar impuestos y en perjuicio de los taberneros que arrendaban sus puestos. Esta desvergüenza, dada su condición de consejero de Hacienda le tenía que indignar especialmente. Hay que indicar que el número de establecimientos con licencia para vender vino añejo era limitado y controlado por el Ayuntamiento. Con la voluntad de que el público consumiese "los mejores géneros" enviaron a Juan de Uceda "criado de confianza de la Ziudad que pasase a la tierra baja y trajera una cantidad de vino jeneroso el qual se embodegare en esta ziudad y se proveyesen las tavernas para que el público esté abastecido con puntualidad". El intervencionismo municipal se reforzó también en este ramo. Por cierto, pensamos que Juan de Uceda debía de ser hombre dispuesto, conocedor de la calidad de los caldos a adquirir y buen negociador.
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Archivo Municipal de Jaén, Actas capitulares, cabildo de 5-4-1700.
lunes, 21 de marzo de 2016
DON ALONSO VÉLEZ ANAYA Y LAS FUENTES
Fuente del Palacio Vélez Anaya |
Don Alonso Vélez Anaya y Mendoza fue uno de los caballeros veinticuatro más influyentes en el gobierno municipal de Jaén durante los reinados de Felipe III y Felipe IV. A lo largo de toda su trayectoria destacó por su independencia de criterio y su valentía, siempre en defensa de las libertades y derechos municipales. Esta actitud no le impidió ser muy crítico con los abusos e irregularidades que todo grupo de poder tiende, por la naturaleza de las cosas, a cometer. Uno de estos excesos se relacionaba con las concesiones de agua a favor de ciertos particulares, beneficiados por un trato de favor, en perjuicio de los intereses del vecindario. En esos tiempos un pilarillo en un patio alegraba más la vida que los más lujosos estrados. Él mismo, don Alonso, debía de saberlo pues en su palacio, cercano a la Catedral, tenía una fuente bien elegante. El nueve de febrero de 1618, don Alonso denunció ante el Cabildo "los grandes excesos que hacían [el resto de los regidores] en conceder y dar fuentes particulares a los vezinos desta ciudad de las dos fuentes públicas de la Magdalena y Santa María". Recordaba el caballero "los señores reyes cometieron la reformación y castigo dello más tiempo a de cien años al bachiller Juan de Burgos, el qual bino a esta ciudad". El rigor del Bachiller queda de manifiesto cuando recordaba don Alonso que remedió el abuso "abiendo fecho grandes aberiguaciones de las fuentes antiguas". Creo yo que pediría papeles y probanzas para verificar El derecho de cada cual en los aprovechamientos de los raudales. La palabra reformación era muy del gusto de los tratadistas y arbitristas de la época que no dejaban de tener cierta afinidad con don Alonso Vélez.
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* El texto en Archivo Municipal de Jaén, Actas Capitulares de 1618, cabildo correspondiente al 9 de febrero. La fotografía -incluida en mi libro Reforma, decadencia y absolutismo, Jaen a inicios del reinado de Felipe IV, (Jaén, 1998)- es de la fuente del Palacio Vélez Anaya.
miércoles, 16 de marzo de 2016
MEDIDAS DESAMORTIZADORAS Y TRINITARIOS CALZADOS (1822)
miércoles, 9 de marzo de 2016
DESTERRADO POR AMANCEBADO (1612)
jueves, 3 de marzo de 2016
FRAUDES CON EL TRIGO (1650)
domingo, 28 de febrero de 2016
JORNALES Y VÍVERES EN JAÉN (1819)
sábado, 27 de febrero de 2016
PICARESCA, PESCADO Y EPIDEMIAS
En los siglos XVI y XVII el gobierno municipal controlaba la comercialización del pescado en la ciudad. Todos los años, para su despacho, arrendaba las correspondientes tablas a varias pescaderas encargadas de venderlo. En 1593 éstas padecieron repetidos hurtos de pescado perpetrados por pícaros y descuideros. El Cabildo decidió "para que las pescaderas puedan mas vender el pescado sin que las personas que acuden a comprarlo se lo hurten y lleven, que en las dichas pescaderías se hagan unas rejas de palo para derivar a la gente que llegue a comprar, y de dentro pasa a los pasilos"*. Las pescaderas eran de armas tomar y famosas por sus modales rudos. Para apaciguarlas mandaron a los caballeros veinticuatro don Antonio de Leiva y don Juan de Moya y Valenzuela y al jurado Alonso Gutiérrez de Olivares. No sé si es casual el hecho de que el primero, don Antonio de Leiva, fuese capitán y un tipo enérgico y que, por tanto, fuese enviado a esa misión que podría considerarse de riesgo.
Otra fuente de disgustos, relacionada con el pescado, procedía de la creencia de que éste era un vehículo de contagio de la peste, al proceder del puerto de Málaga. Una medida frecuente, cuando había peligro de epidemia, era interrumpir todo contacto con dicha ciudad pues, no sin razón, se consideraba que era vía de entrada de muchos contagios. En mayo de 1637 contaban en el Cabildo municipal: "la peste que dicen hay en Málaga tiene amedrentada mucho á ésta Corte temiendo que el contagio del aire no pase a infestarnos y desolar la tierra". En consecuencia "mandó en el tiempo de la peste no entrase el pescado de Málaga desde fin de mayo hasta noviembre siguiente". Se atribuía, en este caso, el brote de peste a un buque inglés que había traído "trigo mareado", es decir, en mal estado. El pescado que se consumía en aquella época era normalmente abadejo o bacalao salado, como el que ofrecieron a Don Quijote en una venta, pero tampoco era inusual la venta de pescado fresco traído de la costa y conservado con nieve. Los obstáculos impuestos a la comercialización del pescado perjudicaron a asentistas, consumidores y vendedores al por menor. Esto llevó a que el Cabildo rebajase, en 1638, el precio de los alquileres de los puestos del mercado. El consumo de bacalao o abadejo se acrecentaba de manera evidente durante la Cuaresma**.
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*Sobre la reja de palo y los hurtos: Pedro de Jaén, "Papeles Viejos", Senda de los Huertos, número 37, 1995.
martes, 23 de febrero de 2016
EL HIDALGO Y EL OLVIDO (1707)
jueves, 18 de febrero de 2016
CONDUCCIÓN DE GALEOTES (1661)
lunes, 15 de febrero de 2016
BANDIDOS FUSILADOS EN EL CASTILLO DE SANTA CATALINA (1833)
jueves, 11 de febrero de 2016
MAESTROS PARA MANCHA REAL (1816)
sábado, 6 de febrero de 2016
DOS CABALLOS DE LOS CONDES DE LAS ALMENAS
martes, 2 de febrero de 2016
LOS HIJOS DEL CONDE DE VILLARDOMPARDO
domingo, 31 de enero de 2016
PAVOS ENVENENADOS EN OTIÑAR (1884)
miércoles, 27 de enero de 2016
LOS NEGOCIOS DEL ERMITAÑO DE NUESTRA DE LINAREJOS
LADRONES DE GANADO EN EL SIGLO XVIII
lunes, 18 de enero de 2016
EL ARCIPRESTE DON EZEQUIEL MUDARRA
Don Ezequiel se formó en los seminarios de San Felipe Neri de Baeza y de San Cecilio en Granada. En 1891, con veinticuatro años, era ya presbítero. Hizo una buena carrera eclesiástica y, podríamos decir, mundana gracias a su preparación intelectual y sus buenas relaciones. Tenía varios títulos académicos: bachiller en Artes, licenciado en Teología, en Filosofía y Letras y en Derecho. La relación de asignaturas que estudió y superó durante su época estudiantil no deja de producir asombro y desmiente el tópico de un clero mal preparado. Ejerció, además, como catedrático de Literatura en el Seminario de Jaén, entre 1892 y 1896, y como auxiliar de una cátedra de Instituto en Sevilla. Dentro de la carrera eclesiástica, fue capellán castrense y capellán del Hospital Militar de Santa Cruz de Tenerife en 1895. Opositó y ganó una canonjía en de la Iglesia Magistral del Sacromonte de Granada. En 1906 era ya beneficiado de la Catedral de Sevilla, en 1909 obtuvo otro beneficio en Madrid, en 1916 ascendió al arciprestazgo de Sevilla y en 1928 alcanzó la dignidad de deán de Madrid.
Aunque tales prebendas no eran asunto menor, unos de los cometidos más sobresalientes de don Ezequiel fue su condición de secretario particular de la infanta Doña Eulalia de Borbón, hija de Isabel II, casada con Don Antonio de Orleans, y de sus hijos los infantes Don Alfonso y Don Luis de Orleans. Era un hombre especialmente valioso pues su formación le permitía ser, al mismo tiempo, confesor, director espiritual, secretario, apoderado y, por su condición de abogado, colegiado en Sevilla y Madrid, consejero legal. Don Ezequiel acompañaba a los infantes en sus viajes, bien a Madrid o a Sanlúcar, los recibía a su vuelta de Inglaterra, o cuidaba de ellos cuando Doña Eulalia estaba de viaje. También contó con la confianza de la infanta Doña Beatriz de Sajonia-Coburgo-Gotha, casada con Don Alfonso de Orleans. La cercanía de don Ezequiel fue decisiva momentos especialmente delicados, como cuando acompañó a Don Alfonso, en 1919, al traspaso del Palacio de su padre, Don Antonio de Orleans, en Sanlúcar, y a la verificación del inventario de numerosas y valiosas obras de arte que allí había, incluidos cuadros de Velázquez, Murillo y Goya, o de los sucesos relacionados con la muerte de del citado Don Antonio, distanciado de su familia.
La llegada de la II República debió de provocar tremendas congojas en don Ezequiel. Su mundo -católico, monárquico e incluso cortesano- se desmantelaba. No se arredró y su capacidad de adaptación a los nuevos tiempos se puso en marcha. Se adivina el pragmatismo de don Ezequiel desde el primer momento. Es más, trató de congraciarse con el nuevo régimen. Frente a los tópicos al uso, ésta fue, en la medida de lo posible, la actitud de la jerarquía católica. El 16 de abril de 1931, dos días después de la caída de la Monarquía, don Ezequiel, como deán de Madrid y don Juan Aguilar Jiménez, en nombre del Cabildo Catedralicio, entregaron a don Fernando de los Ríos, ministro de Justicia, una copia del acta en la que la diócesis de Madrid-Alcalá "por unanimidad" aceptaba el nuevo régimen "cualesquiera que fueren las excitaciones belicosas que se les dirigieren en ese sentido"* Don Ezequiel llegó, incluso, a publicar en un periódico republicano un comprometido análisis del desenlace de las elecciones a Cortes constituyentes de junio de 1931** que dieron una victoria clara a las izquierdas. En su escrito atacaba sin reservas a los candidatos monárquicos, justificaba el rechazo que causaban en el pueblo "los hombres representativos del antiguo caciquismo que deshonró al país y engendró la dictadura", consideraba que las derechas habían presentado candidatos "disfrazados" de las viejas oligarquías y advertía al Gobierno que "el peor enemigo son estos reptiles escurridizos tan propicios a la metamorfosis". También ensalzaba a Lerroux, mostraba su admiración por la organización electoral de los socialistas y extraía unas "consoladoras enseñanzas", de los resultados de los comicios. Abogaba por que las Cortes adoptasen una política centrista y proponía a Gregorio Marañón como presidente de la República. Tras leer su artículo nadie pensaría que Don Ezequiel había sido hombre de la confianza de personas de sangre real o quizás mantuviese una mala opinión de Alfonso XIII precisamente por su mala relación con los Orleans. Con todo, don Ezequiel, que tanta intuición tuvo, hombre de sagacidad probada, pecó de ingenuo y es posible que de maniobrero. Ni los tiempos ni los modos eran ya los de la Restauración que tanto decía detestar y en la que él vivió sin mayores problemas. Su condición, por mucho que él lo intentase, no encajaba con el nuevo régimen. Así, fue objeto de una acusación por parte de la prensa republicana y, al parecer, del Fiscal General de la República, en 1932, por la presunta y rocambolesca desaparición de uno de los dos testamentos del infante Don Antonio de Orleans, hecho que relacionaron con un supuesto hijo natural de éste. Desconozco el final de este asunto aunque don Ezequiel negó con contundencia cualquier irregularidad al respecto**. No era la primera vez que mantenía polémicas en la prensa.
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*Se recoge en Álvarez Tardío [et al.] "Nuevos estudios sobre la cultura política en la II República Española, 1931-1936" y en Cárcel Ortí, V. La persecución religiosa en España durante la II República (1931-1939), Rialp, 1990.
sábado, 16 de enero de 2016
UN NUEVO BLOG EN LAS VÍSPERAS DE SAN ANTÓN
Desde el otoño de 2010 edito y escribo Retablo de la Vida Antigua. Se trata de un cuaderno sobre la vida de los españoles de antaño. Si bien he publicado numerosas entradas relacionadas con el pasado de Jaén en dicho blog, he decidido -no sin darle muchas vueltas a la idea- crear una bitácora hermanada con la anterior y centrada en la historia giennense. Los lectores de Retablo de la Vida Antigua reconocerán con facilidad dicho parentesco. Escribiré sobre gente de otro tiempo, sobre formas de vida del pasado, mentalidades, creencias y aspectos políticos, institucionales y económicos del Jaén de ayer. El marco cronológico abarcará un espacio muy amplio, desde los siglos bajomedievales al primer tercio del siglo XX. De las cosas de hogaño nada habrá pues yo sólo escribo de antigüedades y de personajes olvidados. Otros serán los que se ocupen en sus escritos de lo que ahora pasa. En fin, si mi primer artículo en Retablo de la Vida Antigua apareció, hace más de cinco años, por un día de san Lucas, creo que hoy -víspera de san Antonio Abad, patrón de animales y bestezuelas, protector contra fuegos y centellas, muy famoso y celebrado en mi ciudad- puede ser buena fecha para meterme otra vez en caballerías y contar con la segura bendición de un santo de tanto lustre. Espero de todos ustedes, y bien que se lo agradezco de antemano, su atención y benevolencia.