Entradas

DON GASPAR VÉLEZ DE MENDOZA Y ARQUELLADA

Don Gaspar Vélez de Mendoza fue veinticuatro de Jaén y gobernador de la Santa Capilla. Nació hacia 1570 y, según don Enrique Toral, era hijo de un capitán de los Tercios llamado Miguel Jerónimo de Mendoza y de doña Catalina de Quesada y Covaleda. La tradición militar le venía de los días de la frontera pues descendía del capitán García de Jaén. Casó en Linares con doña Mayor de Corvera Dávalos y tuvo una hija, llamada doña Catalina, dotada por la Santa Capilla y que contrajo matrimonio con un pariente, nada menos que con don Alonso Vélez Anaya y Mendoza, veinticuatro de gran fama, del hábito de Santiago y gobernador de la Institución. Nuestro caballero fue, además, primo de doña María de Mendoza, fundador de un patronato en la Santa Capilla en 1640.  Don Gaspar militó en una liga formada por los caballeros más críticos con la política fiscal de la Corona y que un corregidor de Jaén calificó como “los más duros y tenaces”. Algunos fueron cofrades de la Santa Capilla e incluso la goberna

DON ALFONSO MONGE AVELLANEDA

Imagen
  (Imagen: Creative Commons Reconocimiento 3.0. Información obtenida del Portal de la Junta de Andalucía, Biblioteca Digital Andaluza. Procede de Don Lope de Sosa, 1915, p. 121, abril, 1915) Nació en 1876, el año en que se aprobó la Constitución de Cánovas. Me pregunto si lo bautizaron con ese nombre en honor a Alfonso XII. Era natural de Pozo Alcón y, si bien nunca olvidó su origen, su vida estuvo unida a Jaén donde vivió en las calles Abades, Camarín de Jesús y Martínez Molina. Por su biografía, deduzco que fue un hombre inquieto, muy sociable, despejado y de probada capacidad de superación. Gracias a estas cualidades y a una formación ganada a pulso, ocupó puestos de relevancia en la sociedad giennense de la Restauración.  Fue socio fundador del Tiro Nacional, directivo de la Cruz Roja, presidente del Casino de Artesanos, miembro de la Junta Provincial de Turismo y vocal del Patronato Nacional de Turismo, directivo de la Real Sociedad Económica de Amigos del País y miembro de la As

DON MANUEL SAGRISTA Y NADAL

Imagen
Desde su retrato conservado en San Andrés, camino de la Sala de Cabildos, don Manuel Sagrista y Nadal nos contempla desde la lejanía de su tiempo. Sedente, bien derecho, con el gesto serio y la mirada escrutadora del que sabe mucho de cuentas, negocios y política. Sostiene un papel en el que aparecen escritas las palabras “Por mi Dios, mi Rey y mi Patria”. De su condición de católico poco tenemos que decir pues más que probada está. De su filiación monárquica sí podemos matizar algunos detalles que consideramos de importancia. ¿A qué rey se refería don Manuel? , ¿a cuál rendía su fidelidad de buen vasallo?, ¿era quizás Fernando VII bajo cuyo reinado vivió su juventud?. No lo creemos. ¿ O era Don Carlos María Isidro?. Es evidente que, de acuerdo con lo escrito en dicha nota, debemos excluir a Isabel II. Conocemos algunos datos de la biografía de don Manuel Sagrista y Nadal gracias a la semblanza publicada en Siempre, en el último trimestre de 1994. Nació en 1794 en Manresa, en una famil

DON MATEO CANDALIJA

Era extremeño de nacimiento, de Llerena, y vino al mundo en el seno de una familia de clase media. Su padre era profesor de Filosofía. Vivió sus primeros años en la España heredera de nuestro gran siglo XVIII, tan desconocido como injustamente valorado. La meritocracia, ahora tan criticada y tan necesaria siempre, no era desconocida en la modesta burguesía española antes de la Revolución Francesa, de Napoleón y de las revoluciones liberales.  Mateo Candalija encontró en los libros el camino para, como decían los antiguos, ser un hombre de provecho y carrera. Así, inició en fecha temprana sus estudios de Filosofía y Retórica y después, como tantos de su condición y saber, su formación como jurista en la Universidad de Granada. Con poco más de veinte años era ya Bachiller en Leyes y en Cánones. Estos títulos le permitieron, más adelante, ser recibido como abogado por la Real Chancillería de Granada. Estaba ya en Jaén en 1808. Miguel Ángel Chamocho Cantudo, al que debemos muchos datos aqu

DON FERNANDO CASTRILLO DE MENDOZA

Fue caballero veinticuatro de Jaén. Hizo la guerra de Granada, la del levantamiento de los moriscos, y allí estuvo, entre penalidades y despeñaderos, con dos lanzas y cuatro arcabuceros a su costa. No recibió recompensa, ni merced alguna. Después, como veinticuatro, ejerció su oficio con seriedad y celo. Así, en 1590, antes de una votación, pidió consejo a “personas de ciencia y conciencia de lo que más conviene hacer al servicio de Dios Nuestro Señor, de Su Majestad, y bien desta república”, pues no eran asuntos menores los que se trataban en el Cabildo municipal de una ciudad con voto en Cortes. Formó parte de una liga de caballeros veinticuatro, encabezada por Luis de Escobar, un hidalgo de muchos años y autoridad en Jaén, que defendía con resolución y libertad el bien de la Ciudad y de la Monarquía. Dentro del gobierno del Concejo, don Fernando Castrillo de Mendoza participó en distintas comisiones. En 1606 se le encomendó, junto a don Ambrosio Suárez del Águila, también cofrade de

DON AMBROSIO SUÁREZ DEL ÁGUILA

Vivió durante los reinados de Felipe II y Felipe III. Descendía del obispo don Alonso Suárez de la Fuente del Sauce, casó con doña Isabel de Biedma y no tuvo descendencia. Fue elegido gobernador de la Santa Capilla en 1607 y 1613. Ejerció durante muchos años su oficio de caballero veinticuatro de Jaén al que renunció, a favor de don Juan Coello de Portugal, en 1617. En 1611 era el regidor más antiguo del Cabildo municipal y uno de los más poderosos e influyentes gracias a sus conocimientos, su lucidez y su experiencia. Contaba con una sólida formación, escribió, al menos, un tratado sobre cuestiones nobiliarias y tuvo fama de gran lector. Fue además un hombre que hablaba claro y sin miedo. Los corregidores de su tiempo, en sus cartas a los consejeros de Castilla y a la Corte, dieron buena cuenta de su independencia e influencia. En su temperamento y en sus ideas, coincidió con don Alonso Vélez Anaya y Mendoza, del que nos ocupamos en una anterior entrega de Siempre , y que también gobe

DON MAXIMIANO FERNÁNDEZ DEL RINCÓN

Nació en Jaén en 1835 dentro de una familia de clase media. Sus padres fueron don José Fernández del Rincón y Anguita, que había sido secretario de la Prefectura de Jaén en 1812 y afrancesado por convencimiento o fuerza mayor, y doña Gregoria de Soto Dávila. No le faltaban antecedentes linajudos, muy valiosos todavía pero que iban a menos en aquella España recién salida del absolutismo y cambiante a fuerza de revoluciones, sobresaltos y pronunciamientos. Así, don Maximiano tomó la meritoria senda del estudio para labrarse un porvenir y, tras pasar por las aulas del Instituto Virgen del Carmen, obtuvo el título de Bachiller en Filosofía. A los diecisiete años ingresó en el Seminario San Felipe Neri de Baeza del que, tiempo después, sería rector. En 1859 era ya presbítero y, a fuerza de ganar oposiciones, accedió al nombramiento de párroco del Sagrario de Baeza y después, en 1866, pasó a serlo del Sagrario de Jaén. Al año siguiente fue recibido en la Santa Capilla de San Andrés. En 1871