DON GASPAR VÉLEZ DE MENDOZA Y ARQUELLADA

Don Gaspar Vélez de Mendoza fue veinticuatro de Jaén y gobernador de la Santa Capilla. Nació hacia 1570 y, según don Enrique Toral, era hijo de un capitán de los Tercios llamado Miguel Jerónimo de Mendoza y de doña Catalina de Quesada y Covaleda. La tradición militar le venía de los días de la frontera pues descendía del capitán García de Jaén. Casó en Linares con doña Mayor de Corvera Dávalos y tuvo una hija, llamada doña Catalina, dotada por la Santa Capilla y que contrajo matrimonio con un pariente, nada menos que con don Alonso Vélez Anaya y Mendoza, veinticuatro de gran fama, del hábito de Santiago y gobernador de la Institución. Nuestro caballero fue, además, primo de doña María de Mendoza, fundador de un patronato en la Santa Capilla en 1640. 

Don Gaspar militó en una liga formada por los caballeros más críticos con la política fiscal de la Corona y que un corregidor de Jaén calificó como “los más duros y tenaces”. Algunos fueron cofrades de la Santa Capilla e incluso la gobernaron como fue el caso de don Ambrosio Suárez del Águila, don Antonio Fernández de Biedma y don Fernando Castrillo de Mendoza. Así, en 1598, cuando se procedió a votar en el Cabildo municipal el servicio de los 500 cuentos (un cuento era un millón de maravedíes), el corregidor don Antonio de Vega, maniobró para neutralizar a los caballeros que consideraban que ya estaba bien de impuestos, entre los que estaba don Gaspar, y convenció a don Bernardo de Sandoval y Rojas, obispo de Jaén, para que los llamase a capítulo, uno a uno, les leyese la cartilla y entrasen en razón. No era asunto menor ni cosa ligera ser convocado por un obispo del siglo XVI, acceder a sus estancias y, una vez allí, mantenerse firme bajo una lluvia de admoniciones y argumentos, todos bien trabados, sobre la conveniencia de conceder lo pedido por el Rey. A pesar de que el Obispo les apretó, parece que aguantaron bien. El Corregidor, para impedir que votasen y pudieran soliviantar al resto de los caballeros, decidió alejarlos de Jaén o ponerlos a buen recaudo. A unos los envió a Huelma, con el pretexto de perseguir ciertas talas ilegales, y a otros, en concreto a don Antonio Fernández de Biedma y a don Gaspar Vélez de Mendoza, los mandó encarcelar. A pesar de todo, no quedó nuestro caballero ni intimidado ni impresionado pues en 1600 don Gaspar se opuso al servicio de los 18 millones, que gravaba los precios del aceite y el vino, por ser “mucha carga para los pobres que son los que lo compran por menudo y que han de cargar la mayor parte sobre ellos”. No le faltaba razón ya que los poderosos estaban sobrados de lo uno y de lo otro gracias a sus haciendas y labranzas. En 1602, no sabemos si por hartura o necesidad, renunció a la veinticuatría. Años después, en 1609, fue elegido gobernador de la Santa Capilla.

(Ángel Aponte Marín, Siempre, Santa Capilla de San Andrés, núm. 21, junio de 2024.)


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