sábado, 21 de enero de 2017

DON ANTONIO DE ARTALECU (1639)

Don Antonio de Artalecu fue un abogado del Concejo de Jaén. Nació hacia 1600 y vivió hasta bien entrado el reinado de Carlos II. Casó con doña María Salido de Raya, viuda de Cristobal de Baena Salto, en la iglesia de San Ildefonso, el 5 de diciembre de 1632. Doña María era hija del jurado Diego Salido de Raya -al que mataron en 1646 y enterraron también San Ildefonso- y hermana del veinticuatro don Francisco Salido de Raya. Los Salido pertenecían a una familia hidalga de Jaén dedicada a sus haciendas y al ejercicio de oficios públicos. Tuvo don Antonio dos hijas, una fue doña Ana Margarita, casada con don Marcos de Ávila Cabrera y González de Peralta, nacido en Porcuna, y otra llamada doña Inés que casó con don José Antonio Benavides y Fernández de Arias *. Don Antonio de Artalecu fue recibido como hidalgo por el Cabildo municipal de Jaén. Tal condición implicaba ciertas obligaciones y, en 1639, fue convocado para servir al Rey con armas y caballo o como su más que menguada hacienda le permitiese. La vocación militar de la nobleza había decaído y don Antonio fue uno de esos hidalgos que alegó distintas razones para eludir sus deberes marciales. Dijo, para librarse de ir a la guerra, ser pobre "por aber consumido en sus estudios los bienes que tenía y no tiene más que el oficio de abogado". No fue el único hidalgo que puso achaques de distinta naturaleza para no salir de Jaén. Que no se hubiese repuesto de libros, pupilajes y matrículas a esas alturas parece exagerado. Lo de la pobreza no debe engañarnos aunque él tampoco mentía. Don Antonio se consideraba pobre por tener que trabajar para mantener casa y familia, aunque fuese en una profesión prestigiosa como la abogacía. Al tiempo, podía ser una advertencia ante posibles cargas para pagar sustitutos y donativos forzosos. Nunca estuvo muy sobrado de ducados y tardó en consolidar su plaza de abogado del embargado Concejo de Jaén que pagaba poco, tarde y mal. Cuando doña Inés, su hija, casó no le pudo proporcionar una dote aunque más adelante, en 1670, le entregó en compensación unos bienes para que pudiese "congruamente sustentar conforme a su estado y calidad". Todo se limitaba a una haza en Pegalajar, dos censos, algunas alhajas, plata, muebles y ropa blanca. Mientras, don Antonio de Artalecu salía adelante con ayudas de costa y otros ingresos ocasionales, como los 200 reales que le libró la Ciudad en premio a "como le a ayudado y ayuda en todos los pleitos que tiene pendientes y a tenido sobre todas sus haciendas" o los 100 reales que le pagaron, como ayuda de costa, por unas gestiones realizadas en relación con el pago de los servicios ordinario y extraordinario en 1659. Además de abogado del Concejo fue abogado de pobres en 1643, 1666, 1667 y 1669 y caballero veinticuatro de Jaén en el mismo oficio que ejerció su cuñado don Francisco Salido de Raya.

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* La relación de don Antonio de Artalecu con los Salido queda bien probada en el completo y documentado trabajo de don Rafael Cañada Quesada, "Linajes hidalgos de Jaén: Salido", Elucidario, 2, 2006, pp. 239-262. Dicho autor, junto a don Enrique Toral y Peñaranda, es la mayor autoridad en Jaén sobre cuestiones genealógicas.

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