sábado, 3 de septiembre de 2016

NOBLEZA, COMERCIO Y HURTO DE MERCADERÍAS (1669)

No era infrecuente que algunos hidalgos giennenses realizasen negocios para mantener, más o menos decorosamente, su patrimonio. Lo ideal era tener tierras, vivir de las rentas, correr toros y lucirse con armas, perros y caballos. Esto, sin embargo, no siempre era posible. Existía, en cambio, una hidalguía modesta cuyas formas de vida no eran muy diferentes a las de esa clase, tan dificil de definir, a la que llamamos burguesía. De acuerdo con la mentalidad de la época no era admisible que un caballero veinticuatro despachase cualquier tipo de género en una tienda, aunque no pocos eran nietos o bisnietos de los que sí lo hicieron. Con los jurados, sin embargo, había más manga ancha al respecto. No había, por lo demás, inconveniente en realizar unas discretas inversiones, con vistas a contar con cierta ganancia, normalmente paños, corambres y poco más. Éste pudo ser el caso del veinticuatro de Jaén don Lorenzo Fernández de Biedma y Suárez, de los Biedma que ya hemos citado en algunas ocasiones. Don Lorenzo, en junio de 1669, se querelló de un individuo que "dize llamarse don Luis Cuello" y ser vecino de Granada. Fernández de Biedma lo califica como "un hombre que me hurtó y llebó ciertas mercaderías", por valor de 3.800 reales. Para más detalles, el acusado realizó su fechoría "falseando la letra y firma de Manuel Baltasar de Biedma, vecino de la villa de Andújar".